mercoledì 1 aprile 2009
Minnie, dalla mia casa son partito, ch' è là dai monti, sopra un altro mare...
Eccoci finalmente a Siviglia! L' occasione era parecchio ghiotta: il ritorno di Daniela Dessì e Fabio Armiliato ne La Fanciulla del West, capolavoro di Giacomo Puccini.
Daniela, che riprendeva il ruolo di Minnie dopo il debutto a Torre del Lago del 2005 e le recite romane dell' Aprile dello scorso anno, riesce a dominare l' impervio ruolo (che probabilmente divide con Turandot la palma della più impegnativa eroina creata dal Genio di Lucca) con facilità sorprendente: sarà merito della strabiliante tecnica, affinata sempre più in questi trenta, floridissimi, anni di carriera, sarà a causa della voce, sempre fresca ma allo stesso tempo femminea e vellutata, ma il risultato è incontestabilmente miracoloso. Quanta dolcezza, quanta passione, quanta verità in quella ragazza che si apre all' amore! Forse sta proprio qui la grande cifra della Dessì, cifra che la consacra oggi quale interprete pucciniana di riferimento: la capacità di rendere vive le partiture e con esse i personaggi, mediante una partecipazione totale, catartica, che si svela in un fraseggio sempre vario e illuminante, un caleidoscopio di emozioni, sempre reali, intimamente vissute, e per questo sempre toccanti.
Fabio conferma ogni volta di più la parabola ascendente in cui si trova ora la sua carriera: di mese in mese, di ruolo in ruolo, una perfezione che sembrava ormai assoluta, viene riconfermata e, per quanto sembrasse impossibile, ancor più affinata. Il suo Dick Johnson, grazie anche ad una fisicità perfetta, è ormai una garanzia: acuti saldissimi, quasi sfrontati, accostati alle più raffinate mezze voci. Probabilmente possiamo affermare di essere di fronte ad uno dei più grandi interpreti di questo ruolo degli ultimi venti anni (e la mente corre al bis di "Ch' ella mi creda..." che regalò a un pubblico romano in visibilio, lo scorso aprile).
Jack Rance era impersonato da Silvano Carroli, un habitué del ruolo dello Sceriffo, ma non per questo totalmente convincente: se l' intrprete appare tutto sommato discreto, non altrettanto si può dire del cantante, che sfoggiava una tenuta vocale ormai seriamente compromessa.
Buona la folta schiera di comprimari, in cui svettavano il simpatico Nick di Vicente Ombuena, il meritevole Sonora di Manel Esteve Madrid e la solida Wowkle di Giovanna Lanza. Notevole la prova del Coro de la A.A. de la Maestranza, preparato da Julio Gergely e quella della Real Orquestra Sinfònica de Sevilla, diretta con piglio sicuro da Pedro Halffter.
Al previsto allestimento londinese di Piero Faggioni veniva sostituito quello romano (ma in realtà quasi una riproduzione di quello creato per Metropolitan nei primi anni '90) di Giancarlo del Monaco. Nessuna sevizia nei confronti dell' Opera e dell' ambientazione prevista da Belasco/Zangarini-Civinini/Puccini: siamo dentro ad un bellissimo film western, di quelli che ci tenevano compagnia durante l' infanzia... ecco quindi il bellissimo saloon di Minnie, ecco il notturno scorcio di villaggio del terzo atto. Non mancano neppure i colpi di genio, come l' impostazione scenica del secondo atto, in cui l' esterno della casa di Minnie ci viene mostrato nella parte destra del palco mentre, nella sinistra, grazie ad una "quarta parete" invisibile siamo anche noi, come Dick, ospiti della piccola abitazione.
Applausi per tutti, e un trionfo per i tre protagonisti.
26 marzo 2009
Siviglia, Teatro de la Maestranza
LA FANCIULLA DEL WEST
di Giacomo Puccini
personaggi e interpreti:
MINNIE: Daniela Dessì
DICK JOHNSON (RAMERREZ): Fabio Armiliato
JACK RANCE: Silvano Carroli
NICK: Vicente Ombuena
ASBHBY: Pavel Kudinov
SONORA: Manel Esteve Madrid
TRIN: Jon Plazaola
SID: Radoslaw Wielgus
BELLO: Juan Josè Navarro
HARRY: Màrio Alves
JOE: Manuel de Diego
HAPPY: Josè Manuel Dìaz
LARKENS: Fernando Latorre
BILLY JACKRABBIT: Alfredo Feria
WOWKLE: Giovanna Lanza
JAKE WALLACE: Carlos Carzoglio
JOSE' CASTRO: Eduardo Hernàndez
POSTIGLIONE: Vìctor Sordo
regia, scena e costumi: Giancarlo del Monaco
luci: Wolfang Von Zoubek
Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza
maestro: Julio Gergely
Real Orquestra Sinfònica de Sevilla
direttore: Pedro Halffter
Video "rubati" alla prima del 21 marzo:
"Laggiù nel Soledad..."
"Ch' ella mi creda..."
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2 commenti:
"Una crítica de ópera no debería empezar por la escena salvo en circunstancias excepcionales, y ésta lo es. La Maestranza ha importado una de las tres producciones de «La Fanciulla del West» de Giancarlo del Monaco que están en el mercado y que responden a un mismo concepto realista. El texto de la ópera no permite otra cosa y lo importante es darle vida. La derrocha, con una acción global y un detallismo casi más cinematográfico que teatral y hasta consigue compensar los dos puntos débiles que impiden a esta partitura un favor del público parejo a otras del mismo autor. El primer acto, una presentación de situación y personajes, se alarga en exceso y el final resulta poco creíble -Minnie debía morir como casi todas las heroínas puccinianas- y hace decaer la tensión. La soberbia dirección de intérpretes casi lo obvia. Los contundentes y adecuados decorados, así como la cuidadísima iluminación -¡que preciosidad el final del primer acto!- completan la que es una de las producciones escenográficas más redondas de las vistas en los últimos años en España. Una de las que han hecho historia. Punto de inflexión «Fanciulla» representa un corte en la obra de Puccini, que deseó y consiguió jugar a la modernidad asimilando las corrientes de la época. Hay también en ella gérmenes de «Turandot» -coros de primer y tercer acto- así como herencias de «Butterfly». Su colorido orquestal es quizá el más sobresaliente de su catálogo. El segundo acto nos trae al mejor Puccini, igualando o superando el de «Tosca». Su sinfonismo es tal que el célebre Mitropoulus lo llegó a ofrecer en concierto sin cantantes. Hay tanto sobre el escenario que lo ideal para un director es dirigir de memoria, sin partitura, como en el segundo acto de «La Bohème». Pedro Halffter, que se apunta un gran tanto como director artístico, debuta en la partitura más difícil de Puccini con un trabajo voluntarioso y meritorio que llega a alcanzar un nivel de primera en el acto citado. Es tal la gradación de tensiones y la compenetración entre escenario y foso, que las últimas notas ponen la carne de gallina.
El teatro presenta dos repartos contrastados en el trío protagonista y unos sólidos comprimiros.
Marco Berti, debutante en el papel de Johnson, admira por la brillantez de su registro agudo.
La interpretación de Fabio Armiliato justifica el motivo por el que esta ópera, estrenada por Caruso, se programe pensando en el tenor aunque lleve nombre femenino. Totalmente convincente en la escena, muy musical, con agudos bien colocados como el «si» del primer acto y con los registros central y grave que exige el personaje.
Janice Baird, aceptable actriz, sobresale por sus wagnerianos agudos, algunos muy bien proyectados.
Mucho más en estilo se halla Daniela Desi. Cuando ella canta se escuchan a todas las heroínas puccinianas y su fraseo, de artista con clase, contagia al foso, que también suena más genuinamente pucciniano, casi hasta con rubatos.
Uno de los mayores éxitos de los últimos tiempos en la Maestranza que, tal y como había programado Antonio Moral, debería trasladarse al Real. Madrid, en el centenario de la partitura y tras más de veinticinco años de olvido, ha de ver una de las «Fanciullas» de Del Monaco. Mortier tiene la palabra y resultaría un error no respetar esta vez lo proyectado."
G. Alonzo, "La Razon", 23 marzo 2009
"Con todo, el mayor interés de la velada residiá en volver a escuciar y ver la pareja Dessì-Armiliato tras el meravilloso recuerdo de su Manon Lescaut de hace años. Y a fe mía que no desmerecieron la espera. No creo que sea exagerar la nota de los caracteres nacional si digo que para dotar a las heroínas puccinianas de toda su carga dramatíca y sonora son necesarias voces italianas.
Daniela Dessì representa en sí misma todo lo mejor de la escuela italiana de canto, pues la emisió es sempre fuera, sin nota de engolamiento ni entubamiento, desplegándose con amplitud por el espacio a todo lo largo del diapasón. A uno agudos incisivos pero siempre bellos se une una zona grave bien apoda y cubierta. Y con esa matería prima y esa técnica intachable aborda la interpretaciòn desde la pasión expresiva, con un fraseo siempre matizado en el que sobrasale la manera de alargar las frases, de ligar los sonidos en amplios arcos sonoros posibles gracias a un fantastico fiato. En los dos duós estuvo un gran artista a la lntigua.
Como un poco a la antigua, valiénte en la emissión y arrojado en la expression estuvo tambien Fabio Armiliato, con su manera tradicional de girar la voz en la zona de paso, apoyandose en un ligero portamento para colocar los agudos con amplitud y penetración.
No es un simple tenor trompetero, sino que saba apianar y cantar con delicatezza a plena voz, sin cambiados de color. Y se mueve con soltura escénica complimentando la teatralidad innata de su canto, haciendo uno de voz i cuerpo."
A. Moreno Mongibar, "El diario de Sevilla", 23 marzo 2009
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